Archivo Muerto - Andres Orjuela
Archivo Muerto - Andres Orjuela
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Archivo Muerto - Andres Orjuela
Archivo Muerto - Andres Orjuela
Archivo Muerto - Andres Orjuela

Archivo Muerto

Andres Orjuela

Year

2018

Country

Spain

Text author

Santiago Rueda

Prepress

La Troupe

Print run

250

Number of pages

78

Paper weight

150

Archivo muerto está formado por imágenes tomadas del archivo del periódico sensacionalista “El Espacio” (Bogotá, 1965-2013). Cuando el periódico cierra por quiebra, su archivo fotográfico es tirado literalmente a la basura. Orjuela lo recupera y les concede un nuevo soplo de vida convirtiéndolas en una especie de álbum de familia nacional. En el proceso, el artista las amplía hasta el paroxismo, luego las colorea mediante técnicas tradicionales, con algodón y óleos Marshall, a la manera de los viejos retratos fotográficos, en los que el color es producto de la subjetividad del dibujante y no de la realidad técnica del retrato, cuya imagen siempre será, por principio, en blanco y negro.

La construcción del libro, encuadernado con tapas a modo de carpeta y anillas metálicas, genera una superposición de capas e imágenes haciendo referencia al archivo fotográfico tirado a la basura.

«El Espacio circuló en Bogotá por casi cinco décadas, fue uno de los pocos y el último de los periódicos de crónica roja de la ciudad. Fotos de crímenes sangrientos, titulares en letras rojas y chicas en topless en la última página, era lo que ofrecía cada mañana. Su archivo fotográfico, tirado a la basura y recogido por recicladores callejeros, fue vendido por peso como papel reutilizable y se perdió casi definitivamente, pues algunas fotografías cayeron en manos de escasos coleccionistas que salvaron una mínima parte de él. Un grupo de imágenes originales, con sus datos de identificación en el reverso, fueron seleccionadas por Andrés Orjuela, quien ha escogido re interpretar y dar a conocer, progresivamente, restos de este archivo.

La pre historia del narcotráfico se vuelve inminente, actual, pues Archivo muerto es un espejo donde vemos los mismos asesinatos callejeros, los mismos polizontes intentando cruzar fronteras, los mismos atropellos policiales, los mismos pequeños traficantes capturados que exhiben las noticias hoy, y que en otro momento y en otros rostros testifica Orjuela, quien amplia el original y lo ilumina manualmente, para pintar lo mundano nocivo, inspeccionando el orden pernicioso del mundo.

Las imágenes mantienen el título de la fotografía original, es decir el título de identificación dado en el periódico para la noticia, e incluyen como anexo en tamaño 1:1 la ficha descriptiva, hecha a las carreras en la sala de redacción del diario, con fechas y anotaciones, manteniendo sin desestructurar, una mirada que está más cerca del verdugo que de la víctima, pues el artista no altera en esencia el mensaje aleccionador del extinto diario bogotano, y su aplicación de pigmentos, resaltando por contraste el “brutalismo” propio de El Espacio.

Así, como testigo y como archivador, Orjuela hace visible lo invisible del orden social ya descrito. Seccionado, iluminado como la historia misma, este archivo está dedicado a los que viven en infortunio, pues más que un archivo de las maldades es un archivo de la desgracia, de los capturados, los detenidos, los ajusticiados, los atropellados, los abaleados y los acuchillados.
Extraídas del archivo de El Espacio, estas imágenes son como cartas de un tarot, que aparecen sin orden cronológico, iconográfico, secuencial, pero que permiten ver en conjunto en los castigos y los abusos, los crímenes del mañana.

Quizá el interés progresivo que alcanza hoy Archivo muerto tenga que ver con la “colombianización” del mundo en general, consistente en la corrupción sin fronteras en todos los frentes: los Panama papers y Odebrecht, el crecimiento de los ejércitos privados, como Blackwater, los paramilitares colombianos y los zetas mexicanos, los golpes de Estado sin golpe en países como Brasil y Paraguay, la normalización del crimen y la evidente narcotización global que nos lleva a volver al casi inevitable tema de las drogas y la sociedad colombiana. Archivo muerto tiene que ver, evidentemente, con ese momento en que los colombianos “dejamos de lavar platos y empezamos a lavar plata” para usar las palabras del cineasta colombiano Luis Ospina. La glorificación de Escobar en Netflix, de la que son cómplices y beneficiarias editoriales en todos los países, publicando las memorias de su hijo, hermanos y biografías varias, escurren todas el bulto y ocultan melindrosamente las relaciones entre la CIA, la mafia y los oscuros regímenes de América Central y del Sur.

En Colombia hay una larga historia y tradición de violencia de la que cualquiera puede aprender, pues algo que no puede negarse es el desarrollo de una cultura criminal -promovida por su clase política- que viene a través de los pájaros y bandoleros de La Violencia de los años 50, que continúa con las bandas que controlaban las minas de esmeraldas y los inicios del tráfico de cocaína a la Cuba de Batista, con los orígenes del tráfico de marihuana desde la Costa Caribe a las costas de la Florida en los años posteriores a la guerra de Vietnam, y que alcanza su cenit no con Pablo Escobar, sino con Álvaro Uribe y su gobierno que asesinó a mas ciudadanos que las tres dictaduras del cono sur juntas. De ahí que hoy usemos el termino “colombianización” para describir el deterioro violento de cualquier sociedad.

Archivo muerto escoge el pasado para testificar fragmentariamente, el desarrollo y evolución de una violencia primaria, que es producto de una tremenda y no mencionada exclusión social, verdadera madre de todos los males.

Texto: Santiago Rueda

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